Una triste realidad...
La principal función del entretenimiento esta en
hacernos olvidar los problemas cotidianos, llevándonos a otras realidades que
nos den soluciones fáciles, que nos hagan olvidar por un momento lo que se nos
presenta como difícil.
Pero es en la actualidad, que estos métodos de
distracción nos llevan a lugares que no existen en realidad, a situaciones que
son en muchos casos fantásticas, creadas a partir fachadas confusas e irreales,
lo que deja como resultado una mente idiotizada, consumista, sin interés
critico, y con adicciones absurdas.
Son palabras fuertes pero reales, y como primer comprobante... están las codiciadas novelas, ¡ah!... si, esas que nos presentan
a los protagonistas más guapos, los que golpean a cualquiera que se acerque a
su amor, a esos que tienen dinero y que se fijan en mujeres de una estirpe más
pobre.
¡Por favor!, eso no puede estar mas alejado de lo que
es real, seamos honestos, cuál es la probabilidad que alguien pobre, pueda visitar los lugares frecuentados por
la “alta sociedad”, o que se choque con uno
de ellos en la calle y repentinamente vea en nuestros ojos que somos el amor de
su vida.
Es aquí donde debemos ver que la programación de los
canales nacionales, donde, de las 18 horas de transmisión, 16 sean dedicadas a las novelas, futbol,
música, noticias del espectáculo, y solamente tres para mal informar
“íntegramente” sobre la realidad nacional.
Será qué este tipo de entretenimiento nos hace descansar,
o es solamente una forma solapada de seguir bombardeando la mente con marcas,
gustos, formas de pensar, estilos de vidas, y un sinnúmero más de situaciones
que son imposibles de ostentar para la mayoría de hondureños.
Que nos dicen que si no compramos o comemos en tal
lugar, estamos pasados de moda, o que si
no vestimos de cierta forma seremos despreciados por la sociedad, o aun peor,
que la única forma de avanzar en la vida es acosta de dar lastima y ver de qué
forma otros solucionan nuestros problemas.
O incluso que deportes, como el futbol, sea utilizado
como “inyecciones hipodérmicas”, para causar un impacto adictivo, donde se
dice, que “el futbol nos salvara”, o que “su hijo puede ser el siguiente Carlos
Costly”, cuando la realidad nos dice que hay niños muriendo de hambre en
nuestro país.
Estas distracciones, más que hacernos olvidar
momentáneamente, nos lavan la mente, evadiendo por completo la perceptible, lo
que finalmente nos lleva a formas de pensar monótonas y compartidas por las
masas dominadas.
Es importante recordar que es necesario bajar nuestros
niveles de estrés, pero no tomando como base sugerencias irreales, no debemos
permitir que seamos alienados por ideas que no están en nuestras manos el
mantener, si no buscar formas sanas de entretenimiento, que no nos hagan
olvidar por completo lo innegable.